Mi persona favorita

Qué poco detalle hace falta para abrirte un mundo inmenso. Qué enorme aportación hacen algunas personas y qué cortos de miras nos hacemos. Y también lo digo por mí cuando no aprecio qué impacto puedo tener en las personas con tan solo una mirada, una sonrisa, un gesto, un saludo, o toda mi energía y foco en una acción profesional. Esta mañana me he dado cuenta de que me ha bastado un detalle para una toma de consciencia importante. Además, me he encontrado con mi persona favorita. En ese momento y en ese lugar; en ese presente, como no podía ser de otra manera.

Luego ponemos mil excusas para no afrontar el aquí y ahora, para no afrontar la invitación que tiene la vida a estar cuando estamos en donde estemos. Gracias persona favorita por limpiar la playa para que pueda correr por su orilla y solo tenga que fijarme en el horizonte, en la plácida arena, en el inquieto mar, en el brillante sol. No me había dado cuenta de que si no fuera por la chica que estaba limpiando, quitando latas, trozos de plástico, suciedad de otros, no estaríamos tan plácidos en ese lugar. No podríamos disfrutar la experiencia de la manera que la he disfrutado.

Me he cruzado con ella bajada del vehículo donde patrulla la playa en busca de faltas nuestras y me ha arrancado tal sonrisa de gratitud, que nos hemos saludado sonrientes y nos hemos intercambiando un buenos días, que cinco horas después, donde me hallo escribiendo esto, todavía me dura. No digas que no se puede tener una mejor persona favorita en ese preciso momento.

Ambas estábamos en pleno esfuerzo, pues yo la vi momentos antes bajarse del cacharro, andar un poco, agacharse, coger algo, depositarlo, volver a subir, bajar… Y yo también estaba en plena faena, casi llegando a mi rutina de 6 km trotando. Pero ella lo hacía por un bien superior al suyo, sin pensar destinatario, sin discriminar si eso lo apreciaríamos los demás. ¡Y con una sonrisa! Señores, ha sido fantástico su saludo. Me ha transmitido: te miro, te tengo en cuenta en mi mundo, te acepto como ser digno de depositar mi atención, te doy 4 segundos de mi irrecuperable tiempo de vida y sin esperar nada a cambio. Tan solo en ese gesto, nos legitimamos las dos.

Hay amigos de mucho conocimiento y ratos compartidos que ni se toman la molestia de leer o contestarte un mensaje de WhatsApp y hay quien se posa a tu lado en la cola del súper y te dedica un gesto de amabilidad. Hay quien en tiempos estresantes de horarios, te cede el paso. Hay quien te sujeta una puerta, te ayuda a sostener un paquete o guiña un ojo sacando la lengua a tu peque aburrido en la farmacia. Cada buen gesto, es una señal de amor del universo. Inteligente es aquél que reconoce a sus personas favoritas en cada momento de interacción humana. Única oportunidad para crecer y expandir tu consciencia.

He seguido mi marcha y ya todo lo que se me ponía por delante era más bonito, más amable, más humano, más empático, más conectado. He entendido que tenemos siempre un sentido en la vida de alguien y que toda persona que se nos cruza es para nuestro mejor bien. Para apreciar lo que damos por hecho y dejamos de apreciar. Para devolver la fe en el ser humano. Para derrochar nuestra luz. Para aprender una lección. Para poner límites. Para dar comprensión. Para manifestar que estás vivo y que gracias a que somos relación, podemos comprobarlo.

One comment

  1. Seis kilómetros. El largo total, aproximadamente, de la playa de San Juan. Buen trote.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *