Muy Sr. Mío,
En contestación a la resolución emitida por esa compañía de seguros tras mi reclamación, previa notificación de incidente por mi parte e informe pericial por la suya, le comunico que tienen ustedes un cliente menos en su haber. Lo digo a efectos de que conste mi decisión de no renovar la póliza, pese al buen trato del Director de la oficina, pero no de la política de la compañía.
Este mismo siniestro fue atendido por ustedes hace 3 años y como no lo ejecutaron correctamente, me veo en las mismas y encima rechazada. No solo no me han justificado ni tomado en cuenta mis alegaciones ni los hechos, sino que se limitan a reproducir un informe pericial con palabras y formato tipo. Es decir, no me atienden, nada les interesa acerca de mi problema como cliente y solo están pensando en tener la razón. Comprenderá, que ya sí es responsabilidad mía no volver a contratar con ustedes, dejar de confiar en sus servicios, no recomendarles a otras personar y ahondar en el desprestigio de su marca.
Me voy a tomar la molestia de advertirles qué causas a mi parecer les ha hecho perder un cliente, y ello porque me dedico a formar y trabajar con los Departamentos Comerciales de las empresas para evitar uno de sus mayores pérdidas: los clientes. Es de todo punto sabido hoy día, que invertir personal y recursos en captar un cliente, para luego no mantenerlo y fidelizarlo es contrario a las leyes lógicas, económicas y de prosperidad. Y aún así, persisten. Quizá es que les falte formación, un departamento de calidad o una mejora en comunicación interna de la compañía. Les veo a ustedes como un gran potencial de mejora, para lo cual, me ofrezco profesionalmente.
Las tres principales causas:
1) Debido a que tenía un seguro de coches con ustedes con un impecable servicio, todo sea dicho, y a mi descontento con otra compañía de seguro de hogar impuesto por una hipoteca que en su día tenía, contraté con ustedes. Aunque el precio de la póliza anual y las condiciones no fueran lo decisivo, entraba dentro de los parámetros normales. Me captaron haciéndome ver que el servicio personal y atención en esta compañía se regía por unos valores y principios, que no han cumplido. Mi oficina local no tiene la última palabra, luego no hay una atención personalizada, sino que «un número» de una gran compañía teclea SÍ o NO, según tenga el día o quizá ya lo haga la IA.
2) En 3 años, el precio de mi póliza se incrementó en un 30%, sin explicación alguna y a mi parecer no ajustada al IPC. Solo tras mi reclamación del importe del recibo, se tomaron la molestia de revisarlo y volverlo a dejar más o menos como inicialmente estaba. Es decir, en vez de cuidar, interesarse y buscar la mejor solución a sus clientes existentes, deciden ignorarlos y seguramente gravarlos más para costear la captación de nuevos clientes, que estarán descontentos un buen día y dejarán vacantes para captar a los siguientes. Todo un ejemplar ciclo de eficiencia y productividad.
3) En este caso de apertura de siniestro, nunca se me han rebatido mis argumentos, ni se hace mención a mis palabras y textos escritos, tan solo se reitera una fórmula tipo que emplean los peritos, lo que me hace pensar que no me escuchan, no están interesados en atender mis circunstancias particulares y si ello es así, tampoco les tendría que valer mi particular cuenta corriente.
Me tomo la licencia de reproducir esta carta en redes, hablando del pecado y no del pecador, porque no tengo intención de perjudicarles, no es mi plan de mi vida, ni tampoco mi contribución a esta sociedad, pero sí, que si alguien tiene deseos de aprender y mejorar la calidad del servicio de atención al cliente, pueda reflexionar acerca de lo ocurrido.
Les saluda atentamente,
PD: Declaro mi desconformidad por la resolución y sobre todo, porque no me siento atendida en este particular siniestro, tan solo me siento la causa para que refuercen su razón y espero que con ella, obtengan el mismo ingreso que con mi dinero.