Ya iban dos reflexiones sobre el mismo tema: la moda. Así que no he podido esquivarlo más. O estás in, o estás out. Esto a mí me da lo mismo, podrás decir, pero si se trata de estar «in» con el mundo o «out» de él, ya no te da igual. La moda es un síntoma de lo que pasa a nuestro alrededor, es por así decir, como la marca social. De hecho, las cosas cuando ya no son tendencia, sino que son generalizadas, deja de ser moda para convertirse en uso y más tarde, en tradición.
En realidad lo que me puso en alerta fue la siguiente foto que vi en las redes sociales:
No se trata de escuchar la misma música que escucha todo el mundo, no se trata de tener los mismos gustos que la mayoría, no. Estoy hablando de dejar de actualizarte, de dejar de adocenarte, de escuchar lo que siempre escuchabas, de que te agrade más lo de antes que lo que se hace ahora. Hablo de que ya no te emocionen las canciones o ritmos de hoy día y te parezca que hacen la música para otros.
Mi padre me introdujo a los Beatles y quedé fascinada con ellos en mi adolescencia, mas yo seguía «consumiendo» música sin cesar para sentir de nuevo esas emociones. Y lo conseguía. Así que pensé que si nos gustaba lo mismo, a mi padre le gustaría también lo nuevo que yo escuchaba. Pero no, un día me dijo una frase que se me quedó clavada: «Uno se da cuenta que se está haciendo viejo (me lo dijo rondando sus 50 años) cuando no comprende la música de su tiempo».
Nunca me preocupó ese aspecto porque siempre he estado ocupada en ello: me fuerzo a escuchar emisoras de música de tendencia (paso de calificarla para jóvenes, yo también lo soy ¡qué narices!) y a base de esfuerzo, al final le he cogido gusto. Y en la ropa pasa lo mismo, de acuerdo que en Zara nos popularizamos todas desde los 20 hasta los 70, pero me gusta ir un paso más: ¿Conocéis la segunda planta de Zara Maissonave (Alicante)? Pues va dirigida a un público femenino más verde aún, la marca Trafaluc, así un tipo Bershka. Y no es por precio, es por… orgullo. ¡A ver qué se ponen estas jovenzuelas que yo no pueda! Mucho, os lo aseguro, pero siempre hay algo rescatable que me hace sentirme rebelde. De esa planta cogí la sudadera de la foto y tan contenta me la pongo hoy.
—¿Vas a ir así con una sudadera y eso? («eso» es una minifalda)
—Claro, es lo que se lleva.
—Las sudaderas son para hacer deporte.
—Para hacer deporte no se llevan ahora las sudaderas.
—Decididamente, no estoy a la moda.
Fin de la conversación.
Me niego a que me retiren del mundo, a que escriban para otros, a que compongan para otros, a que diseñen para otros, a que piensen en otros. Yo quiero ser la protagonista de mi mundo contemporáneo y lo que es más importante, poder crear tendencia para los demás. ¿Por qué no? Pero por favor, si alguien me estima que me avisen cuando me parezca a la Obregón ;·)