Dime que no se te van los ojos detrás de una mirada… detrás de un ladeo de cabeza… de una silueta… Dime que no aprecias la armonía de una sonrisa, el caer de un mechón de pelo o el ángulo concreto de un brazo… No me digas que hablando con alguien nunca te has ido tras sus gestos… Ahora si puedes dime que uno de los tactos del mundo que más te agrada no es la caricia de una piel… Dime, dime si existe un sabor más pleno que un beso…
El cuerpo humano encierra BELLEZA en estado puro. Hay quien hace de este concepto su dedicación vital esculpiendo, pintando, fotografiando, bailando, vistiendo… amando el cuerpo humano.
De verdad nunca te has emocionado leyendo una idea sensible, una historia con garra, un sublime pensamiento… De verdad nunca se te ha quebrado la voz cantando una estrofa… No me puedo creer que ese poema no te pellizque en lo más profundo… Revisa, revisa bien si tras el final de una interpretación alguna vez regresaste no siendo el mismo cuando encendieron las luces…
El ser humano es capaz de crear BELLEZA con tan sólo su interior. Hay obras humanas que sólo por la posibilidad de apreciarlas merece la pena haber pasado por este mundo.
Y ahora reniega de las matemáticas materializadas en edificios, templos, puentes… Sellemos nuestros oídos ante un acorde de guitarra, una vibración de violín, un ritmo de timbales… Fuera esas irreales y cromáticas figuras geométricas que cobran vida con tan sólo un rayo de luz que incida… Rechacemos el diseño de objetos cotidianos, la aerodinámica de nuestros infernales vehículos, las caprichosas vueltas que una línea infinita pueda dar…
Todo, todo lo que el ser humano puede hacer se puede convertir en bello, en indiferente o en desagradable. Pudiendo elegir… ¿no eliges belleza? Lo bello no es una cuestión de gustos, a veces ni siquiera de educación. La belleza es la capacidad del ser humano de dar rienda suelta a su sensibilidad.
Precisamente la sensibilidad es lo que nos diferencia del resto de nuestros compañeros planetarios. Si la naturaleza nos parece la más bella y grandiosa de las obras es porque un ser humano así lo aprecia y le da ese significado.
La BELLEZA requiere de sentidos para respirarla inhalando su esencia… admirarla con ojos nuevos dispuestos a quedarnos ciegos… estrecharla desde nuestros más primarios mimbres… Compartirla… Es de las pocas cosas que estamos dispuestos instintivamente a compartir y quizá será por eso que los artistas, los mejores embajadores de la belleza, no puedan quedárselo para ellos solos.
Me niego siquiera a silenciarme ante esa corriente que sostiene que la belleza equivale a superficialidad, esnobismo o carencia de importancia. Sin BELLEZA no existiría el arte, no existiría la poesía, la lírica, el ballet, el romanticismo, la espiritualidad… el amor. Seríamos animales, mas no humanos. Seríamos personas, mas careceríamos de alma.
No sólo la BELLEZA adorna, es un fin en sí misma. La BELLEZA eleva, nos hace superarnos como seres, como personas. No es cierto que las cosas para ser naturales tengan que ser soeces, vulgares, chuscas o sórdidas, eso se propaga para no esforzarse en su presentación, en su mimo, en su cuidado… Las cosas no son como son, son como las imaginamos e interpretamos.
En nosotros está el primar un aspecto sobre otro, en poner en valor una faceta de nosotros mismos, de lo que hacemos o de lo que nos rodea, en eso consiste para mí la excelencia. Contribuir a la BELLEZA es amar a las personas, a la naturaleza y a nuestras creaciones. Es seguir estando apasionado con la vida y no conformarse con lo que las cosas son.
Pero claro… si pones «belleza» en Google… si vas a la sección de una revista con ese título… si te fijas en quien monopoliza dicho término… Belleza no es maquillar las uñas, no la poseen sólo las chicas jóvenes estereotipadas, ni se corresponde con lo superfluo. Cada uno tenemos nuestro propio estándar, no hace falta definiciones de BELLEZA, cuando la reconoces basta.
Y si bien podemos emitir sonidos, hacer ruido o crear melodía ¿qué escoges?