Estábamos en el Centro de Negocios Atalayas (gentileza del inquieto empresario Isidro Fernández) e íbamos a meternos el mundo en un bolsillo y salimos directos en dirección al bar. ¿Cómo? Pues José Ramón Gonzálvez (vía Solutions Inside) y su método de internacionalización nos fue llevando a ese destino tan cañí. Todo comenzó a ritmo lento, mirada seria y tono grave: “Estamos en un nuevo mundo”.
Esto ya de por sí, incitaba a aferrarte a la silla y esperarte al empujón que seguro te viene rumbo al negro vacío, cosa que efectivamente comenzó:
“El mercado está saturado de información” Eso, eso mismo digo yo, apuntaba un participante. Tengo un producto estupendo, pero es que no me escuchan, no dispongo ni de esa posibilidad, tan sólo que me prestaran atención un momento… ¡Venga, hombre! ¿Cómo que “tan sólo”? Eso a veces lo es todo.
“La propia internacionalización es un modelo de negocio en sí, los modelos han cambiado” ¿Y qué hacemos con los productos y servicios que denominamos tradicionales? Yo conozco una empresa familiar de repostería, intervenía otro, en la que cambiar un ingrediente se convirtió en todo un referéndum nacional.
“Vivimos en un mundo globalizado” y creo más de uno pensamos en todos esos productos que invaden nuestros mercados, más que en las inmensas oportunidades que tenemos.
“La pregunta ya no es qué decisión tomar sino, si te vas a decidir” Deja de dar rodeos y ve al grano. Alguna mano tímida se levantó para indicar que sí… que lo ve… que tiene intención… que el momento será…
La incertidumbre estaba sembrada.
Mas luego cambió el tono, el semblante y uffff, respiramos todos ¡qué alivio! Hay soluciones, muchas, varias, tantas como así sea tu negocio, tus recursos, tu actitud y por supuesto, tu asesoramiento en estrategia, visión e implementación de los cambios oportunos para salir fuera o contar con los de fuera.
Y aquí tengo que anunciar, ya que estábamos en Alicante, que el primero tiene doble ventaja. La primera ventaja es que ser pionero posiciona, marca la diferencia, comunica tu ventaja competitiva (véase todos los eslogan que empiezan diciendo que son los primeros en estoy y lo otro y nadie, la verdad, cuestiona).
Y la segunda y gran ventaja es que te sirve para revisar tu trabajo y rectificar o ajustarte cual cuerda violín. ¿Por qué digo eso? Porque somos alicantinos y nuestro know how es imitar: “Si ese lo hace y le va bien, yo lo mismo” Y así tenemos el calzado, el turrón, el juguete, etc. Tratado con uno, tratado con casi todos, se quejan los proveedores y clientes de fuera (venga va, en ese casi te dejo que te creas excepcional). Así que con fijarte como le va la fiesta al que te siguió, puedes enmendar y sentarte a esperar al siguiente paso y así ad infinitum.
¿Qué nos quedó claro? Que España es diferente. Pero tan, tan diferente, que ya no nos sentimos a gusto en nuestra propia casa con ese exceso de burocracia, de presión fiscal, de procesos complejos, de legislación estricta… Es tiempo de salir al nuevo mundo, con una estrategia, eso sí ¿que nos puede fallar? Pues claro, pero seguro descubriremos las Américas como le pasó a Colón.
La estrategia propuesta era, parodiando la fallida serie de TV (i + B, Ir más a los bares): Identificar la situación de partida; hacer Balance de con lo que tienes, ver qué puedes hacer; Asimilar el cambio en tu empresa y Reaccionar, ponerte en acción, vaya. Pues eso hicimos yendo luego al bar: Ir para allá (moverse), Bailar con la más fea, pero con el ojo en la guapa (estar en España, pero mirando al resto), Agarrar lo que puedas (empezar por las migajas que dejan los grandes para ir haciéndote hueco) y por último, Racanear el pago de la ingesta (ahorrar costes con cabeza).
Si este magnífico plan conseguimos escribirlo en la servilleta del bar, te lo metes en el bolsillo, pero si de verdad quieres dejar de lamentarte con lo que tenemos sólo en España, ya sabes, lánzate al nuevo mundo.