No podía ser de otra manera, no puedo empezar a escribir este blog sin rendir homenaje a quienes han hecho posible que esto pueda leerse, y no me refiero a la parte técnica, sino mucho más…
Obviamente no hablaré de mis padres, mis profesores, personas que influyeron, ni siquiera de mi familia directa ni amigos, tan sólo de aquellas personas de mi entorno profesional y por razones de economía y ausencia de lagrimeo; que para esas cosas, ya uso mis libros y dedicatorias.
Gracias Andrés Pérez Ortega por perder un día tu tiempo conmigo y sembrar la semilla. Gracias por volverme a encontrar y darme un capón por no ponerme en marcha. Gracias por pisarme ya el callo la última vez y empujarme con fuerza para que, como sea, dejara mis excusas y esto viera la luz. He de decirte, aunque creo que ya lo sabes, que el tiempo pasado sin tener visibilidad me ha servido para madurar como profesional y para descubrir mi sitio, mi especial sitio reservado en el teatro de la vida. No lo doy por tiempo perdido, lo doy por tiempo aprendido.
De tus post y libros, Andrés, extraje las enseñanzas de la marca personal, pero como bien digo a mis alumnos y clientes de Coaching, uno aprende haciendo, experimentando en carne propia y ya podía leer, hacer planes o ayudar a otros a su estrategia personal, que hasta que no te tiras a la piscina, no nadas. Oye, aunque no escribas tu blog para mí y lo seguirás haciendo en mi ausencia, te agradezco que lo hagas porque los recibo como cartas o correo personal que «me llega».
Gracias a Isabel Romero, que me ayuda, participa, enseña, revisa y hasta corrige esta nueva andadura mía en la red. Ella también tendrá que asumir su parte de «culpa» en que hoy estrene mi blog. Ciertamente, se siente casi la misma emoción que cuando uno emprende un trabajo nuevo, termina un libro o se sube a un escenario. Todo es cuestión de desnudarse ante los demás, perder la vergüenza y aceptar que puedes equivocarte y muchos lo verán. Pero… ¿y si acertamos?
Este blog me hace feliz y no podría ser completa la dicha sin agradecer y valorar la aportación de los demás, que es mucha y de calidad. No pongo más nombres, ni a mi querida socia, ni a colegas de profesión, ni a los anónimos que incluso con sus palabras, historias y actos han contribuido en mi decisión de enfocar mi marca, mi tarjeta de visita (esta página) de la forma en la que hoy se ve.
Te invito, querido lector, a que vengas a compartir conmigo este espacio, una plataforma más para divertirnos, expresarnos, emocionarnos, inspirarnos, promocionarnos, ayudarnos… comunicarnos.
Bss