Iba a empezar por eso de «En primicia, señores y señoras, en primicia para FUNDESEM, recién venidas de sus casas y para todos ustedes, el primer Storyforum. Les presento a Tania Evans, la poetisa; Cristina Mulero, la creadora de historias; Laura Segovia la recreadora de éstas y todas ellas mecenadas por la gran Liliana Brando«. Para mí era la presentación ideal, y más porque el día acompañaba estas palabras cantadas a modo de pregón, ya que una de las instituciones más antiguas de la humanidad, la monarquía, hizo su aparición estelar ocupando protagonismo sobre todo acontecimiento. Incluso el tema escogido «Forzados a emprender» nos reafirmaba en la idea de que todos alguna vez hemos pasado por ese trance donde el viejo camino se acaba y toca comenzar sendero incierto.
Cada una tiene un estilo, una manera diferente de posar, de ser y de comunicarse, y sin embargo algo nos unía desde hace unos meses cuando Liliana nos convocó para vernos. Yo no las conocía, ni siquiera habíamos sido presentadas con anterioridad, pero ya de ese primer flechazo surgió el nombre, la idea, la visión común y las pasiones compartidas. Pasión por la escritura, por las personas, por la iniciativa, por las emociones, por la poesía en definitiva. Sí, como bien destacó Tania, poesía no son palabras bellas sujetas a cadencia, también hay otras formas. Para mí poesía es sintetizar emociones y pensamientos explicados de manera que el corazón entienda y ayer, a poco que nos propusimos, la tarde quedó en verso.
Teníamos un Programa sugerente, un formato inédito, un nombre original y un lugar y aforo al que sorprender. Nos abrió la puerta Liliana situándonos en escena, para dar paso a Cristina con su historia como punto de arranque para desarrollar la nuestra. Hábil en carreras profesionales, marcas personales, éxitos y desgracias varias, su relato tenía muchos ingredientes que explotar y enseguida nos sentíamos identificados en uno o todos los puntos. Formamos grupos con los asistentes, y ahí les dejamos en sus manos la capacidad de inventar, experimentar, escuchar, escribir y compartir experiencias propias y ajenas. De lo más enriquecedor fue descubrir cómo desde un mismo punto de partida, las personas llegamos a soluciones dispares, otras iguales pero con enfoques decisivos y otras sencillas, aunque incapaces de verles el valor hasta que otro nos lo muestra.
Sé que lo que voy a decir está muy trillado, pero si hablamos de postres, es inevitable que salga la palabra dulce, así que si hablamos de soluciones, es inevitable que salga la palabra creatividad: Sin creatividad, queridos míos, no hay solución posible. Y para bien, mal, consuelo o bienvenida, «la cosa» pasa por crear. De ahí que la mayor fuente y riqueza de creatividad esté en las historias, pues el ser humano siempre ha aprendido a través de ellas y ayer lo forzamos aún más pidiendo que las escribieran. Es el mayor compromiso de coherencia inmediata: hacer lo que se piensa, o lo que es lo mismo, escribir lo que se imagina, inmortalizar nuestras creencias.
Cerramos el acto ciertamente con algo que nunca se había hecho en esa escuela de negocio: recitando poesía. No sólo era poesía creada para la ocasión y el tema por Tania, sino que estaba declamada como hace tiempo que no se escucha. Yo había redactado los puntos del Programa y mía fue la idea de poner «Cierre, conclusión y aportación de Tania Evans» y esto último no terminaba de encajarle a ella, que muerta de la risa me comentaba qué demonios quería decir con ello. No sé lo que pensé en ese momento, pero tenía en mente lo que posteriormente ocurrió, tal como lo indica la RAE: aportar es llevar cada cual la parte que le corresponde a la sociedad de que es miembro. Así que Tania fue el instrumento para que todos los allí reunidos sacáramos nuestras emociones y se cogieran de la mano escuchándola en silencio.
Su mensaje final rompía la propuesta: dejar de luchar, abrazar las oportunidades, ya no tanto «forzar» como «fluir». Y creo que desde ese punto de vista, la idea de emprender se afronta con otra actitud. ¿Forzados, abandonados, obligados, atraídos? Cada cual que piense su adjetivo a emprender, pero eso sí, que lo escriba…