Me venía preguntando cómo definiría al buen amor…
Sería con esa persona que te ríes, me contestó alguien. ¿Reírme? A veces tengo la tarde tonta y no paro. Y a veces he tomado licor. Y hasta me he burlado maliciosamente y hasta me he reído por no llorar… ¿Y si no estuviera de ánimo, si el humor no llega, si la sonrisa no alcanza? Existe alegría en el abrazo serio, hondo, profundo y sincero.
Pues ahí está, con quien puedas llorar y a quien soportar sus lágrimas. Hay pañuelos de hilo blanco… Me haría cosquillas en los ánimos para pintar ventanas que nos invitasen la esperanza a volar. Recogería en tacitas azules tus saladas gotas para añadir limón y canela y tomarlas reposadas; transformarlas.
Con quien hagas proyectos y quieras estar acompañado. Queridos socios y colaboradores, estamos hoy reunidos para… Sin planos, sin mapas, sin guiones, sin más que mirarte y admirarte. Sin rutas ni metas que luchar. Que no queden resultados que plasmar más que en el libro de la vida a modo de epitafio: Te cruzaste en mi camino. Lo improvisamos y fue como tuvo que ser.
Ha de ser quien te haga feliz. Cantar con imaginado micrófono, molestar a las tantas a mis vecinos, la playa, bailar con minifalda, mi serie favorita, conducir de noche, escribirte, sentarme en el suelo cuando estoy cansada, estrenar pastilla de jabón, tocarme la punta de los pies con las piernas estiradas… Si la felicidad la llevo conmigo ¿cómo distinguirme a mí de ti?
Mucho lo pensé, aunque de sobra tiempo ha que lo sé. El buen amor es quien te hace mejor.
Me podría reír más a gusto y que mis ojos siguieran conservando su halo melancólico. Me apoyaría en la lealtad eterna, concienciada de que nada se amarra y que lo más preciado es la libertad de que, en todo momento, nos decidamos escoger. Te empujaría a tocar conmigo el cielo para que, cegados del universo, no nos quedara más remedio que seguir viviendo palpando nuestros cuerpos.
Al buen amor le pediría que no se conformara conmigo. Que intuyera lo que se puede llegar a ser. Que en todo dolor viera alejarse un pasito al miedo. En cada risa escuchara la voz de la conciencia y en cada caída sienta el rugir de armaduras que se rompen.
No quiero amor de risas, tristezas, disfrutes ni planes. Quiero el buen amor, el que me hace mejor. El que me mantiene joven porque en ti me descubro, el que me levanta porque te sirvo de ejemplo, el que me perdona cuando me equivoco, el que me permite equivocar porque me perdona.
El buen amor que me hace ser mejor. Me duele pero me crece. Ese que me apasiona porque me deja vivir conforme a mí. Ese amor lo conozco, ese buen amor se halla en mí. Y dártelo y recibirlo de ti, me hace mejor.