Atención a los de Atención al público

¿A que a ti también te molestan? No podían ser otros: los operadores comerciales de compañías telefónicas.

—Hola, buenas tardes (y casi nunca son más de las 15:10)

—Sí, dígame (contestas de mal humor porque o bien te interrumpen la comida, o te despiertan de la siesta o semiletargo, o simplemente te fastidia que te llamen al fijo de casa como si así invadieran más tu intimidad que si te llamaran al móvil).

—Soy (nombre incapaz de recordarlo al segundo siguiente al haberlo pronunciado)  le llamo de (siempre es de la competencia, siempre son «Los otros») Mira que me gustaría que me llamaran de la mía para decirme que agradecen mi confianza, mi lealtad (llevo en la misma la friolera de 15 años) y que me regalan un estúpido, innecesario pero exclusivo regalo VIP. Pero no, todo lo más te atan con vinculaciones vinculantes por gastar mis tropocientos mil puntos de consumo en contribuir a la tercera parte de lo que cuesta un smartphone que es superado por su siguiente versión el mismo día que terminas de cargar el recién adquirido trasto.

—Mire, no me interesa su oferta —contesto antes de que se embalen y me cuenten un rollo…

—¿Cómo no le va a interesar? Ni siquiera sabe qué oferta le voy a hacer —y aquí suelen mostrar su mosqueo.

—Pues ya le digo que no me interesa. Estoy contenta con lo que tengo.

—Lo podría estar más.

—No lo dudo.

—Dígame cuánto paga y le mejoro la oferta —sigue insistiendo la incrédula operadora.

—Mire usted, no lo sé, claro ejemplo de que estoy contenta y no busco el mejor postor.

En muchas ocasiones la cháchara se acaba aquí, o bien porque les he dedicado ya demasiado tiempo y entonces me sale la vena consumidora mimada y con un rápido adiós cuelgo, o bien porque deben de llevar poco tiempo y se quedan sin respuesta, lo que aprovecho igualmente para despedir la fallida venta.

no+piques

Mas si acaso topo con alguien más avezado, la conversación puede seguir por estos derroteros:

—Pues déjeme que le demuestre que le va a interesar —me suelen decir casi a punto de soltar su discurso estudiado.

—De verdad que no me interesa —me apresuro a cortarle y mira que suelo advertirlo, pero no me hacen caso. Lo que les pase a partir de ahora, se lo tienen merecido.

—Esto sí le va a interesar —afirma conforme a sus notas de curso de ventas bien aprendido.

—Vamos a ver cómo se lo digo… Estoy contenta con el servicio que tengo y no busco otro.

—Pues se pierde usted muchas oportunidades —me contestó la última víctima que anoté, aunque tengo otras muy jugosas.

—Seguramente, pero esto es como el novio. Si usted está contenta con el que tiene, no se pone a probar a todo quisqui que pasa por la calle. Noooo, usted se permite perder oportunidades (todas o algunas, no lo sé ni me importa) pero seguro que las deja correr a sabiendas que existen otros mejores, muuucho mejores, no hay más que verlos (por fuera, eso sí) sin embargo usted decide seguir con el que tiene hasta que ya no le sirva o desaparezca ¿verdad?

—Hombre, visto así…

—Deberían buscar a sus clientes de entre los vírgenes ignorantes o descontentos deseosos de volver a estar descontentos, porque a mi modo de ver invierten demasiado tiempo y esfuerzo intentando captar algún despistado que deja en exceso quererse por brillos de un sólo día y (…)

—……

Genial, la que me colgó fue ella. De un tiempo a esta parte, observo que alguna vez, nada más descolgar me corta algún número de esos no identificados. Seguramente en cuanto me reconocen ¡zas! me tachan en la lista de «objeciones absurdas del comprador».

—¿Por qué te tomas la molestia de darles tantas explicaciones? —me dicen en casa.

—¿Y lo que aprendo de cara a mis cursos de venta y atención al público? Estoy esperando la revancha a mi respuesta.

Mientras, sigo anotando en mi inseparable libreta las reacciones de los operadores a las chorradas que se me ocurren. No creo que sea porque sienten los «colores» de la empresa, pero lo cierto es que la mayoría se enfada y lo muestra en cuanto les digo que ni siquiera me interesa, consiguiendo así que defienda aún más mi postura. ¿Les doy una pista? Todavía no me han preguntado qué hace que esté contenta en mi compañía. Por lo visto se saltaron la clase de «atención al público» dentro del paquete de formación…