Tarde al cuadrado

Corazón dividido y temas aparentemente dispares, con esto podría resumir lo que me planteé a las 15 horas de la tarde de ayer, 21 de noviembre. Resolví la ecuación, si de matemáticas hablamos, dividiendo mi tiempo entre ambas ponencias.

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La primera, en el Centro de Emprendedores del Ayuntamiento de Alicante, a cargo de Silvia Adriasola con un tema más que de actualidad, el liderazgo femenino, con un título tan elocuente que me lo he casi apropiado para este post: «Mujeres emprendedoras: Un Desafío al cuadrado»

Llegué temprano, vaya un cuarto de hora antes del comienzo, pero ya me sorprendió que un nutrido grupo de mujeres se agolpara a las puertas del salón de actos. Hecho bastante infrecuente tratándose de un público español. ¿Puntualidad? La tarde prometía…

Enseguida rompió esquemas afirmando que no venía a contarnos el QUÉ, ya que de sobra conocíamos las mujeres los resultados que queríamos obtener. Como buena coach se sabía la lección: lo que nos cambia es la acción y no sólo la reflexión. Entonces si sabemos lo que queremos, ella nos trae el CÓMO, su método LIFE.

Como anécdota nos relató de su experiencia y variedad de clientas tratadas, con títulos, máster, sin estudios, con éxito, rendidas, realizadas, fracasadas… que todas «perdían aceite por el mismo sitio»: falta de confianza. Su método LIFE posibilita recuperar ese empoderamiento, yoizamiento o autoliderazgo que como personas y en concreto, como mujeres, todas necesitamos tener, mantener o mejorar.

Se requiere dominio del espectáculo para captar la atención unánime de un grupo numeroso de mujeres tratando temas espinosos y controvertidos con gracia, manteniendo al mismo tiempo el silencio cuando se precisa (sí, ya sé estereotipos) y el diálogo para suscitar la interacción.

Llegados a este punto clave donde una fantástica dinámica de grupo nos hizo meternos en harina, me fui con mis bártulos a otra parte: FUNDESEM, donde otro ponente, amigo y gran profesional me esperaba.

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Alfredo Muñoz se propuso enseñarnos «25 herramientas para tu desarrollo profesional». Todo un reto que fueran nada más ni nada menos que 25, pero cuál fue nuestro asombro cuando debido a un accidente en la pérdida de su presentación nos regaló 10 herramientas más. ¡Oh, cielos!, me dije, si 25 ya son un exceso, 35 es para salir corriendo.

Mas no, cuando llegamos (sin querer) a las 20, nos relajamos asumiendo que no era para tanto, que en realidad se trataba de una charla de ideas y consejos enlazadas con historias y experiencias propias. Como Alfredo domina el arte de los power points (toda una ciencia que se basa en modas más pasajeras que las de Zara) nos deleitamos con fotos, vídeos y frases inspiradoras.

Agradezco, y supongo tú también, que me disculpen el resumen de las 35 o hasta 37 herramientas que a mí me salieron en mi libreta de apuntes, tan sólo me gustaría destacar una de ellas, por ser la que practico a diario. Todos tenemos muchas ideas que van y vienen a nuestra mente y que desechamos por pensarlas imposibles o simplemente porque se nos olvidan. Así que la recomendación era escribirlas para que pudieran ser realizables algún día. Yo añadiría también otra manera de que no caigan en saco roto y es que se lo cuentes a alguien, que o bien te lo copiará, se lo apropiará, o te lo recordará en forma de anécdota un día distendido. Tú eliges.

Cierto es que todos los proyectos comienzan con una idea (el QUÉ), pero se quedarán en nuestra mente o en el olvido si no encontramos un CÓMO, y después de esa tarde, ya sabemos que podemos contar con métodos (LIFE) y con herramientas (25, 35, 37…) para hacerlos realidad.