Quiero volverme gilipollas

Quiero volverme gilipollas, lo pido con todas mis fuerzas, hago por ello todos los malditos días. Sí, una gran e inmensa gilipollas; que no te conteste, que no tenga tiempo ni de leer tus palabras de aliento. Sí, sí, de esas que ya los «me gusta», likes, retuits o compartir, ni le interese, ni los tenga en cuenta, ni los agradezca.

Quiero volverme gilipollas, pero de las grandes, de esas que sube un «Hoy me ha dado por pensar que el cielo es verde» y espere que todo un séquito de seguidores le aplaudan por la ocurrencia y maticen del turquesa al botella, poniendo de vuelta y media a los ignorantes, críticos o ciegos que la contradicen u obvian.

Quiero volverme gilipollas, pero a rabiar, de las que cuando le hagan favores y agradezcan su trabajo no tenga tiempo ni de abrir su correo personal y espere que todo quisqui entienda que su vida levita por encima de cosas mundanas.

¡Ohh, síííí! quiero volverme tan gilipollas como vaticiné en una ponencia que se convertirían los que consiguen cierto éxito y han de renunciar a la cercanía de los que estaban ahí apoyándole cuando siendo enanos soñaban con ser gigantes.

Lo quiero, con todas mis fuerzas, lo quiero, quiero volverme gilipollas con letras mayúsculas y luces de colores. De esas gloriosas gilipollas que piensa que llegó sola y merecidamente porque no había otra posibilidad y que los que no lo hacen es porque no quieren o no saben o no poseen su talento divino.

Quiero volverme gilipollas del todo y sin vuelta atrás, porque significará que he conseguido tener éxito = conseguir lo que deseo y sentirme satisfecha. «Tan sólo» deseo tener éxito en mi última novela, éxito a lo bestia, éxito que eclipse mis malos momentos, de esos rotundos éxitos que le permiten a uno poder vivir de lo que le gusta (en mi caso escribir)  y seguir alimentando aquello que le hizo tener éxito. Vaya, la cuadratura del círculo.

Así que, por favor, compra mis libros, léeme, recomiéndame, hazme tener mucho éxito y yo luego te compenso o te lo pago siendo todo lo gilipollas que buenamente me salga. Es así como funciona esto, ¿no?

¿Noooo? Existirán otras posibilidades, puede ser, no lo había pensado, como a los hechos me remito… Mira, igual me da por probarlas, pero si a la primera me va mal, siempre me quedará volver a ser una gilipollas 🙂