Todos los que vivimos en costa estamos como más acostumbrados a lucir carne y chicha, pero aún así llega el día… ese temido día en que sacas la prenda de baño y te examinas… Y mira que me encantan esos diminutos y ridículos trocitos de tela en los demás, en los catálogos y puestos sobre los dioses del Olimpo, pero ¿hacía falta que los lleváramos los demás, así tan chiquitos, los que somos de carne y hueso?
—Para que te broncees por el máximo sitio posible.
—Pero si debo de ser de acero, de esas que no se enrobinan ni con el sol. Y además todas las tontadas se me fueron cuando salió la serie de Sensación de Vivir y aquellas californianas conseguían un blanco inmaculado con vestiditos ligeros y estaban tan monas ellas, como luego continuó la saga Nicole Kidman y los Laboratorios Roche hablando sobre melanomas.
—Es lo que está de moda.
Ahhh, con la Iglesia hemos topado: la moda. No se conforman con arrastrar nuestra dignidad vistiendo, no, también lo quieren hacer desvistiéndonos. En los biquinis es terrible, las partes de abajo encogen y se lo han añadido a las de arriba de manera tal que ya no se atreven a venderte las dos partes en el mismo pack. Las puedes adquirir por separado, cantaría por soleares que en vez llevarte la S de abajo y una XL de arriba, cogieras la «estándar talla Barbie». La siguiente talla sería la M de arriba abajo y pondría: «talla Desfasada», provéase bien que el año que viene la retiramos. A las otras tallas… no le dé vueltas, espere a que haya vida en Marte para que repongan humanas.
Yo que en esto soy despistadilla y soy de las que pico anualmente, me metí con tres modelos así escogidos por encima en forma y colorido. Aunque el probador era estrecho, mi hija se empeñó en hacerme de asesora con todo lo frustrante que es aguantar esa sinceridad cruel de la infancia.
—Mamá eso no tapa —me decía preocupada estirando la lycra por si se me ocurría ponérmelo en la urba y dejarla avergonzada para el resto de sus días.
No, no tapaba ni con depilación integral de miembros incluidos. No es que suban o acorten, es que la propia muchacha de escasos 20 años que atendía no se explicaba dónde está el grueso de chicas y mujeres que se pongan eso. Será moda, pero no nos lo ponemos. ¡Ostras, ahora caigo! igual es como esa moda de los «fofisanos». Sí, hombre, esa que dicen que los actores ricos, famosos, guapos de cara y con talento que se acompañan de pivones impresionantes van a marcar tendencia en cuerpo como hombres deseados. Espera que me ría (jajajajaja), espera, espera, que sigo riéndome (jajajajaja).
Ejem, ya está… me pongo seria. Si alguno mantiene la ilusión, no se la vamos a quitar. Que guste y ponga el lorzero que te llevas todos los días a casa, me parece sano, perfecto, natural y esperable. La atracción traspasa la vista, está claro en ambos sexos. Pero pretender que a las tías se nos vayan los ojos detrás de cualquier gañán desconocido fofoso… y que encima llamen tendencia de moda a lo que ha habido siempre y abunda… Y esto sólo para los hombres, ¡faltaría más!…
Me volvió a servir mi hija de experimento social. Andábamos hojeando el Catálogo de baño de Calzedonia y ante esta visión masculina, mi hija exclamó:
—Eso no es real, lo veo así como raro.
—Sí, con photoshop y forzado, pero real. Yo también un pelín mayor que tú, en mi adolescencia, pensaba que los mataban después de hacer esos reportajes, porque mira que nos los enseñaban en la tele, cine y revistas, pero jamás me los encontré así amontonados en la calle. Vamos, ni de uno en uno.
Las caras que me ponía mi hija… seguía dudosa acerca de la existencia de hombre con semejante tableta, y mientras curioseaba las fotos, le muestro a la modelo que le correspondía por moda presentar esos biquinis de los que hacía antes referencia.
—Y esta chica ¿te parece normal?
—Claro, mamá, hay muchas chicas así, casi todas las de la playa—exclama enseguida. Tarea para este verano: sacarla de su error, porque no penséis que va a playas diferentes de las mías y yo, doy fe, esto no abunda.
Mientras la vista la tengamos deformada por la idealización del cuerpo de la mujer, mucho me temo que los biquinis irán por un lado y las carnes por otro. Así que lo de «Operación biquini: Misión Imposible» es cierto, es el título certero para una experiencia táctil y visual de ciencia ficción.