No soy esa

Disculpa, pero no soy esa. No soy esa que ves sonriendo con la falda derecha y los brazos abiertos. Soy esa y soy la que se dio media vuelta cuando te salió un desprecio y a mí una rabieta.

Tampoco creas que soy la que cuando llamas está dispuesta a dejar la mesa lista y servida para ir a pasar hambre contigo. Que sí… que soy esa y la que se quedó mirando las manecillas del reloj mientras pedías café con otros. Pero también soy la que no se entretiene sola hasta que vuelves.

No soy esa que tiene el gesto oportuno y la palabra de ánimo de segunda mejilla. Soy esa y también la que se mordió hasta hacerse sangre en la lengua por callar algunos «no sirve de nada ahora» ante mi estúpido comentario y tu estúpida reacción… y no lo consiguió.

No soy esa que se quede indiferente ante una lágrima aunque sea de pelar de cebolla, pero ya sabes que también soy la que seguía diciéndote lo que no querías escuchar mientras tus ojos me pedían basta.

Que no, que no soy esa a la que todo le importa, ni a la que todo le da lo mismo. Pero sí soy la que con criterio firme no te da una segunda oportunidad… aunque en su corazón no te resta ninguna.

No soy esa que te compra flores ni se acuerda de tu día, pero sí la que deja todo por ir a regar tu árbol aunque tenga sistema de goteo.

Soy la que se quedó en la intención y la que se pasó haciendo.

Pero no, no soy esa que encargas dócil ni a la que dejes sin réplica en el fondo de la cola, aunque sí soy la que no da puñaladas a cambio de poder ladrar y enseñar los dientes un ratito.

Y aunque parezca que soy feliz, no… no soy esa que me sale de suyo ni tampoco la que se arrastra en la desdicha. Soy esa que construye con paso firme lo que destrozó el día anterior.

Soy la que escribe y rompe la hoja. La que copia versos e inventa rimas. La que llora y ríe.

No soy esa que tendría la oportuna palabra de consuelo en el momento exacto, pero sí la que aprieta la mano y te llega la fuerza. La que no pide ayuda pero lo resuelve en compañía.

No soy esa que se rinde, pero sí la que a veces ni siquiera lo intenta. La que se arma de valor y pesa tanto que se queda en el sitio.

Y no, no soy esa que te ama, soy la que no deja de amarte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *