Mujer, éxito, sueños… ¿¿príncipes??

Magnífica propuesta de Antonia Chinchilla en Club Información para presentar un Proyecto ambicioso. Ambicioso por el tema: empoderar a las mujeres; ambicioso por los medios: apoyo institucional; ambicioso por su desinterés: gratuito; y por último, ambicioso en su puesta en escena: video, tango, mesa redonda y vino. ¿En dos horas? pues así se ha celebrado.

Se abre la sesión con un video de tres empresarias de éxito contando en primera persona sus experiencias, desde  la empresa Gibeller, la Casa de los Quesos y Caturla Estilismo. Choca observar que cuentan la misma historia de esfuerzo, lucha y superación desde diferentes generaciones, así que estas tres mujeres de sectores diferentes, hablan de la familia, el gran esfuerzo  y la renuncia personal como si fueran coetáneas. Eso sí, ninguna reconoce que ser mujer y empresaria difiera de los hombres en términos de igualdad, pero sí en cuanto a dificultades. ¿? Incluso una de ellas habla de un concepto que se escucha a lo largo de la noche: el éxito amargo.

Pegaba con ese sabor de boca la siguiente actuación: tres tangos bailados. Salen los bailarines tan serios y entregados que no sabes si se acaban de abroncar en camerinos, o es parte de la actuación. Pero como pese a que ella le pasa la pierna por ciertas partes delicadas de él haciendo unos movimientos que bien podría disimular un accidente y sin embargo, no pasa nada y el hombre  a su vez la mantiene en el aire en piruetas imposibles para las faldas, tacones y ausencia de emoción sin caídas fatales, me quedo tranquila: el baile es así y la cara de perro y miradas esquivas es puro teatro. Me deleito viendo cómo sus cuerpos se acompañan en ese fluir de voy/vengo, me desprecias/me atrapas y aún así, evitan conectarse con los ojos y parece como si cada uno fuera a lo suyo. Hombres y mujeres ignorándose, pero entrelazados por sus cuerpos. Como la vida misma.

Se ve que esto también inspiró al invitado de honor, el archiconocido periodista Jaime Peñafiel, cuando nos hablaba de sus rentas. Sí, sí, que vive de sus rentas periodísticas, de haberse codeado con mujeres, que según él, alcanzaron el esplendor de sus vidas al unirse carnal, social y económicamente a un hombre con éxito asegurado: príncipes, reyes y símiles. Nos ofrece su definición de éxito para una mujer, totalmente diferente a la que, por ejemplo su compañera de mesa redonda, Doña Lola Torrent, nos da. Para él una mujer de éxito, por ejemplo, es aquella que ve cumplido su mayor aspiración que es casarse con el príncipe de sus sueños. Quizá por edad, por temas tratados en su profesión o propia ideología por todos escuchada en programas que reflejan la vida de los cuerpos de cintura para abajo, pese a llamarse del corazón, lo cierto es que su moraleja no nos pilla desprevenidos: mujeeeers, cuidaaado, que el éxito se paga duuuro. No os acerquéis al él inocentes cual polillas deslumbradas por el fuego, o seréis devoradas por las llamas de la vanidad, la venganza, el destino cruel o el cambio por otra más joven y guapa.

Me pellizqué dos veces: sí, estoy en pleno Siglo XXI, concretamente son las 21:00 horas del día 8 de Mayo de 2014 y el tema escogido para la ocasión trata del éxito en las mujeres. O sea, que si éxito es cumplir tus sueños y deseos, y el mayor sueño de las mujeres es casarse con su príncipe (entiéndase plebeyo irreal no nacido todavía) para luego encima perderlo todo porque tienes que pagar muy duramente firmar un contrato con fecha de caducidad con un imposible ¿quién quiere el éxito? Acabáramos. Y digo yo, que si fuera el mismo tema escogido pero cambiando el género, estaríamos pensando en un hombre que ha conseguido un logro profesional, personal o vital, no en un braguetazo ¿no?

Aún así, su discurso me sonaba tanto… Más sutil, pero todavía se nos sigue advirtiendo que no descuidemos el hogar, que somos el centro para que la familia subsista y que aspirar a tener un lugar en el mundo fuera de tu cueva, puede acarrear la pérdida del sentido de la vida. ¿De la vida de quién? ¿Y los hombres sí pueden salir? ¿Acaso la felicidad plena entonces es patrimonio de las mujeres que se quedan en casa? No sé, reflexiones que me hacía para no tragarme un Sálvame en directo.

Menos mal que retoma la palabra Antonia y reconduce el tema a lo que de verdad nos traía a las mujeres y hombres presentes: a conocer historias, pensamientos y herramientas que nos ayuden a descubrir ese potencial que las mujeres llevan dentro y desconocen. ¿Por qué? porque para muestra la intervención anterior de que nuestro éxito se sigue midiendo a veces por parámetros del estado civil, relumbre social, prole bien criada, apariencia externa o cuernos dignamente paseados. ¿Para qué? Para no tener que ver como una renuncia, que los hombres ni se plantean, el éxito en otros roles de nuestra vida, aparte de esposa, madre y amante. ¿Cómo? Parece ser que Antonia bajo su Proyecto «Mujer es éxito» consistente en un ciclo de conferencias, nos va a desvelar poco a poco claves para conseguirlo. ¿La primera de ayer? Hacernos un selfie y observar a la protagonista de la foto. ¡Qué pocos piropos nos dijimos!

Lo que está claro es que éxito es un concepto subjetivo y que cada uno lo mide por diferentes raseros. Si pienso en términos de éxito personal es conseguir aquello que deseas y sentirte satisfecho por ello. Y si pienso en términos de éxito social… no lo hago porque causa sufrimiento tener que estar a la altura de tu concepto, de vuestro concepto, del concepto de ellos, de ellas, de aquellos…