La reducida aldea

Muchas veces he intentado encontrar un símil o una metáfora para explicar a mis hijos lo que opino de la situación que vivimos de imposición del bilingüismo en nuestra comunidad, la valenciana, y me la brindó mi hija ayer. Hablo de imposición porque yo particularmente me veo obligada a educarles en una lengua que les es tan ajena como el búlgaro o el polaco, ya que ni mis padres, ni mis abuelos de pura cepa alicantina se han comunicado jamás en otro idioma que no sea el castellano. Y mis hijos ni en su entorno, ni en sus lecturas, ni en la televisión… Pero bueno, haciendo un alarde de aceptación de la minoría, pues nada, a estudiar el valenciano.

Lo cierto es que los no parlantes lo llevamos como podemos, porque al nivel que le enseñan en los colegios, ni de lejos les puedo seguir con la gramática o el vocabulario. «Tan sólo» tienen 4 horas a la semana, me digo de consuelo, porque como les metan más horas, los hago filólogos. Así que ya tengo tan asumido que el saber no ocupa lugar, que por una cosa más medio/súper/in/ útil… (escójase el sufijo a gusto).

Temo cuando tienen deberes de esta asignatura y me preguntan todos inocentes pensando todavía que su madre puede ayudarles, porque lo de tener las respuestas… eso los pobres ya se han desengañado.

—Mamá, mira en tu tablet cómo se dice «***».

—Mejor lo miras tú en el ordenador, en el traductor de Google.

—Es que no sale valenciano, mamá, sólo viene el catalán.

—Ya, bueno, es que el valenciano es como un dialecto del catalán. Pero shiii, no lo digas en voz alta por ahí que tuve una profesora en BUP que nos contaba un rollo del llemosí y tal, que si nos oye, nos denuncia.

Se marcha a continuar con sus deberes y al rato vuelve con el siguiente mapa:

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—Mamá, señálame aquí los países y lugares donde se habla el valenciano.

Los ojos casi se me salen de la órbita… ¿Países? ¿lugares? Esta profesora es una crack: o les manda este trabajo para reflexionar sobre la insignificancia de esta lengua para el resto de la humanidad, o va a desvelarles por fin a unos niños del siglo XXI (nativos digitales-ciudadanos del mundo) la razón oculta de primar impositivamente el estudio de esta materia sobre otras cuestiones.

¿Qué más da que no tengan siquiera nociones básicas de derecho, economía, teología, psicología u oratoria? Teniendo plenos conocimientos de una sola de las varias lenguas que se hablan en las distintas aldeas de España, estamos salvados de sufrir una grave incomunicación o una imperdonable pérdida de tradición.

Pero… pero… ¿no dejaron a un lado el estudio de lenguas muertas como el latín o el griego? ¿Conocer el origen del castellano, francés, italiano? ¿Pero quién las necesita? Por favor, si la RAE admite ya lo que se nos ocurre un día de borrachera en la puerta de una disco repetido en twitter hasta la saciedad, ¡anda ir acordándonos de unos mesecillos atrás!

La cuestión es que una vez que me repuse del shock, cojo un lápiz y le señalo el equivalente a una cagada de mosca.

—De todo este mapa ¿sólo se habla ahí? —me pregunta desconcertada.

—Pues sí, en la Comunidad Valenciana.

Se marcha con el mismo estado anímico que el mío: de todo el extenso mundo… sólo ahí… unos niños estudian 4 horas a la semana para…

—Mamá, mamá, se habla en más sitios, mira —me enseña el mapa donde en el mismo color aparece Cataluña, Las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana.

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Uy, otra vez hemos topado con la unidad o la particularidad: catalán, mallorquí, valenciano. Menos mal que hacen piña entre ellos cuando interesa, porque si no la próxima tendré que buscar algo más pequeño que la punta de un lápiz. Así que suponiendo que todo es un totum revolutum de lenguas catalanas, empiezo a extender influencias porque para ella era importante encontrarle un sentido a su esfuerzo, a su tarea, a su asignatura y a mí… ciertamente me enternecía:

—Sí, tienes razón, en esos lugares y en los que se desplacen por el mapa mundi cuando hablen entre ellos mismos o por teléfono, mail o skype con otros que hablen valenciano o catalán, o alcoyano, o pinosero…

Mi hija se fue contenta con la respuesta a terminar su trabajo y yo me cogí un Asterix… el reducto galo… la defensa de la aldea…