Hay que ser un fan por narices

Algo tiene el agua cuando la bendicen y en este caso viene en Botella, Fernando le pusieron de pila. Lo presentó Juan Carlos Requena en un acto organizado por Aquora en Alicante para… ¡para ver al maestro, qué puñetas! Con mucho arte no tuvo más remedio que admitir que la mayoría o unanimidad de los más de cientos presentes no estábamos por la labor de conocer las excelentes propuestas de ESADE, que también, sino que la razón principal e indiscutible era disfrutar de Fernando.

Yo, a estas alturas no voy a decir quién es, ni qué hace, ni su labor, ni nada de lo que se conoce o inexcusablemente se debe conocer de él, tan sólo aportaré lo que a mí me causa. Son de esas personas que no terminas de creértelas… ¿todo eso le cabe?

Claro, después de un par de anécdotas bien entonadas y dramatizadas (da gusto escuchar oradores de verdad y no pasantes de powers) descubrí su secreto: se rodea, se codea, se relaciona, busca y se enriquece de personas que le aportan disfrute. Pero no un disfrute mindungui, no, un disfrute de esos que fluyes, según el innombrable Mihaly Csíkszentmihályi y que te lleva a conectar, estar concentrado sólo en eso y a sentirte partícipe. ¡WOW estaba fluyendo yo también!

Encima nos cuenta que tener hambre de aprender se llama insatisfacción inspiradora. Bueno, seré una eterna insatisfecha, lo reconozco, mas con la bien hallada inspiración supongo que será más que llevadera.

Ah, se me olvidaba, el tema era ese que tanto se usa, tantos estudios y disgustos causa: el líder… ¿Qué habrá hecho el pobre ahora? Según nos relataba Fernando, ése ya se inventó hace… bueno, por lo menos… y que siempre fue… Vaya, que se resume en aquél que trae el futuro al presente, nada más ni nada menos que hace que eso suceda y por si se le había olvidado, realiza un seguimiento. ¿Tanto manual escrito y curso de ESADE para eso? ¡Oh! ahí está precisamente la grandeza de un líder, llámese directivo, empresario, escuela de negocio o conferenciante: transformar lo ordinario en extraodinario.

Si todo ya está contado, si manejar personas es lo mismo desde hace… bueno, por lo menos… y que siempre fue… Era y es ese factor H que tanto nos intriga Fernando en sus charlas. Ya lo explicaré, ya lo leeréis, nos dice desde hace semanas. O es una campaña de marketing de las buenas, buenas… o mucho me temo que es de esos deliciosos bocazas que tienen la virtud de contagiarte su proyecto para que te impliques.

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Si has de dirigir personas tienes que ser Humilde (formarte y transformarte), tener Humanidad (permanecer curioso, despertar la creatividad) y Humor (gestionar tu actitud). Ala, otra vez nos sobra el resto con esta esencia. Claro, claro, como decía Fernando, ahora vas y lo haces. Ése es el reto que tiene una escuela de negocio, un programa formativo, un departamento de recursos humanos, un dirigente empresarial o un gobernante: conseguir fusionar la creencia con la creación. No sólo pensar, no sólo imaginar, no sólo idea, se precisa acción… No en vano su gran marca se llama Think & Action

Y hasta ahí puedo contar porque, como me decía mi amigo José Ramón Gonzálvez sentado a mi lado en la charla, convivo con el síndrome de Cenicienta, siempre con el toque de queda encima para mantener las pelotitas en el aire y que no caigan al suelo. Pero aún así, voy a seguir la receta secreta de Fernando, voy a ir a los sitios donde encuentro gente que me divierte, me enriquece y me transforma.

Si hablábamos de líderes, de disfrute, de fluir y demás, a mí se me ocurre convertirme en una fan de personas que hacen que las cosas pasen y Fernando ayer lo consiguió: et voilà, el presente post.