Si es que no podemos andar por la vida cumpliendo todos los sabios y grandes consejos que nos dan. Vamos, imposible, ni con tres vidas paralelas…
Me hace gracia como cada uno vamos con nuestras gafas de aumento en aquello que nos atañe y nos llevamos las manos a la cabeza porque los demás no vean lo que para nosotros está delante. A ver… que te has puesto tus gafas de aumento, que el de al lado las perdió en la tienda o se las ha olvidado, o se compró las rojas y no las azules como las tuyas.
Esto lo digo por los miles y miles de consejos «imprescindibles» que tienes que seguir para estar sano, llevar una vida feliz, tener un cuerpo estupendo, adiestrar niños asombrosos, conquistar la Tierra y Marte, alcanzar cien orgasmos juntos o simplemente no jorobarte más de lo que estás.
Es imposible, yo que soy de esas que nada me creo y todo lo tengo que probar, no doy abasto para seguir tanta instrucción. Vengo de familia de estudiosos, así que si no estudias diariamente algo… Mi otra familia, la política, son dentistas: si no te cepillas, pasas el hilo, revisas tus dientes… Tengo una amiga nutricionista: si no comes, pesas, preparas los alimentos… Mi peluquera me dice… Un compañero de pilates me indica que la espalda necesita… ¿Cómo no vas a meditar/caminar/reír/estirar/ingerir/cortar/partir/etc un tiempo corto a diario? ¿Que no rescatas cinco minutos al día para…?
En serio, desde que te pones en posición vertical hasta que tu consciencia se va de paseo en la oscuridad porque no te aguanta más, no hay tiempo terrenal posible para realizar todas las cosas beneficiosas que si no hacemos nos fastidiará el futuro. Si me pongo a convertir en hábito todo lo que debería, ni trabajaría, ni…
¡Toma, va a ser eso! así que si te cae en suerte no tener que trabajar, tienes que estar de rediez. Vaya, aviso, que dicen por ahí que tampoco funciona así… Y por otro lado, ¡qué rollazo! Eso de lavarse, cepillarse, merendarse, esforzarse, privarse, manejarse… Yo, para esto, como que no me hacen falta 50 años más así, con unos mesecillos de prueba ya sé que no tengo ganas de seguir…
Así que después de un tiempo adquiriendo y desechando hábitos y consejos he llegado a la conclusión de que no existen las decisiones, en realidad son renuncias. ¿O es el mismo concepto con diferentes palabras? Si decidimos hacer algo es porque renunciamos a hacer el resto.
¿Qué viene antes, la renuncia o la decisión? ¿el deseo o la aceptación? Muchas veces no tenemos ni idea de lo que queremos, pero sí muy claramente lo que no, así que con hacer lo opuesto… Sin embargo un objetivo para ser tal ha de estar perfectamente concretado, visto en su conjunto e individualidad, y no tan sólo por descarte. ¿O se puede? ¿Puede funcionar un objetivo por omisión?
Esto también lo hablaba con unas amigas ayer ¿planificación o improvisación? Si decidimos vivir el presente es porque dejamos un poco de lado al futuro y sus planes… Pero entonces ¿cómo sé que actúo hacia una buena dirección? La contestación de una fue que hacía las cosas básicas y el resto las improvisaba… O sea, se lavaba los dientes, pero se ponía la ropa según el tiempo que hacía…
Así que hoy ante el espejo del baño me miro y decido ponerme esa crema, cuidar los dientes, revisar lo que como, escoger lo que visto, pensar lo que me anima, programar lo que me desarrolla, cumplir con… No puedo escapar a pensar que vivo mi presente como lo vivo porque pienso que hay un mañana, porque si éste no existiera, no te digo dónde iría a parar la crema, la seda dental, el pan con cereales, el sujetador, la renuncia, el esfuerzo y el deber…
Todo por lo que nos enfocamos es por un venir que no está, gracias a un fue que nunca regresará. Lo que deja de ser premeditado, razonado y pensado es lo que llamamos improvisación, dejarse llevar o no enjuiciar… presente.
Entonces si decido lucir palmito en verano, invierto tiempo en exfoliar, hidratar, broncear, ejercitar y adornar al cuerpo, supone que renuncio a otras actividades ¿de ahí vendrá el topicazo de guapa y tonta? ¿porque no se puede leer con rímel?
Debe de tratarse de una cuestión de cantidad, de enfocarse sin incidir en exceso. Decidimos ser un poquito cultos, un poquito cuidados, un poquito improvisados y un poquito planificados. Con lo que ello conlleva: un poquito catetos, un poquito dejados, un poquito impulsivos, un poquito desgestionados y sus demás reversos. Eso sí, las peluqueras que luzcan melena; los dentistas, unos dientes que brillen y para los monitores de pilates, les deseo un tronco de acero.
De ahí que a mí me diga más de las personas, no lo que decidan hacer, sino lo que están dispuestas a renunciar. Con tan sólo una ojeada y un par de conversaciones donde se incluyan creencias o anhelos, ya intuyes desde dónde se sitúan en la línea del tiempo: pasado pluscuamperfecto, futuro imaginario o inexistente presente.