Estado de confusión amorosa

Ese confundir fantasía con posibilidad, disfrute con vacaciones, amor con relación, uno mismo con amigo…

Me vino inmediatamente la respuesta al inquietante artículo ¿Está la cultura pop destrozando nuestra vida sentimental? escrito por Betina Serrano que compartió una colega de profesión a la que sigo y admiro Mónica Galán. La autora se había tomado un vaso de tedio esa mañana y se notaba. A mí me pasa a veces y bajo ese estado he escrito varios post, aunque creo saber que lo hago desde ese estado.

En principio mi primer impulso fue darle la razón, pero conforme seguía leyendo me deshice de la trampa a la que su interpretación de la vida actual, de las relaciones y del amor me llevaba. Desde hace tiempo pienso, siento y así actúo, que lo que me rodea es una p. mierda o es la h. de bueno porque yo lo veo así. Ni sociedad, ni la vida me ha hecho así; las cosas son como las vemos.

Son nuestras creencias las que nos hacen decir: «la vida es dura», «la vida es corta», «la vida es injusta», «el amor duele», «no existe el amor verdadero», «el amor todo lo puede», «sólo de amor no vive el hombre», «de amor se puede morir», etc…

Si dejamos de creer en el Ratoncito Pérez, ¿a qué viene seguir creyendo que tras comer perdices (enamorarte y consumarlo) sólo vives en un estado permanente de felicidad o de miseria? Pretender que las cosas sean como nosotros queremos que sean, que las personas se comporten conforme nuestras expectativas y que el chocolate no engorde es tan inmaduro como esperar que Papá Noel vestido del color corporativo de la Coca-Cola me traiga el iPhone 6 sin que «alguien» haya desembolsado los pertinentes royalties para la casa Appel.

En algo discrepo de la autora de ese artículo que cito que predica que lo que mata al amor es la realidad. No es la falta de realidad exactamente, es la confusión, nuestro permanente estado de confusión. ¿Tenemos claro lo que es el amor? O sea, ¿lo diferenciamos de admiración, exaltación de la amistad y deseo de contacto? ¿O acaso amor es compartir un cuarto de baño por turnos o ir a la compra juntos? ¿Durar hasta que el apagón nos separe? ¿No es nada de eso o lo es todo? ¿Y para todos lo mismo?

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Si seguimos añadiendo ingredientes, la cosa se desmadra… No me digas que tu manera de amar es inalterable desde que naciste. ¿Amas como a los 15, a los 25, a los 45 o a los 65? «El amor se construye», pero muchas veces tus ingredientes se agotaron, perdiste los planos o te vienen esas terribles ganas de pisar el castillo de arena a los pies de la orilla para empezar otro nuevo.

Quizá demos pocas oportunidades a las personas porque desde muy niños tiramos lo roto sin arreglarlo para adquirir algo nuevo, pero no sé, siempre tuvimos un juguete especial que envejeció con nosotros. Claro que también tuvimos otro que desde que lo sacaste de la caja esperaste que se rompiera para poderte deshacer de él con justificación. ¡Ah! si tuviste la mala pata que por más trastadas que le hicieras y tiempo que pasara no desaparecía, no es porque fuera una señal del destino para quedarte con él, tan sólo es que su plástico era más resistente…

Y digo yo ¿y eso es malo, terrible, poco romántico, estamos en declive? Que las cosas pasen, que las relaciones se acaben, que nunca llegues siquiera a saborear que hay besos eternos que duran dos instantes, que después de la fiesta llegue la resaca, que lo que ayer te derretía hoy te hiele la llama, que no cambies sofá gastado por sillón ergonómico, que escogieras a la fea de la fiesta para no tener que luchar por la guapa, que estés al tiempo presente y ausente, que no sueltes el corazón porque no te lo encuentras, que cada aire nuevo te eleve al cielo, que te no te basten ni dos y que te sobre hasta uno…

¿Que no hay romanticismo, amor profundo o poesía en todo ello? En todo, cualquier cosa real o imaginada puede ser sublime o una bazofia, no depende del hecho, de la cultura, de la tendencia fashion o de la sociedad, depende del intérprete. Bueno, en el caso de las películas, canciones y libros, estoy de acuerdo: con la mayoría de los músicos, directores y escritores de moda, no me iba ni a la vuelta de la esquina… Sin perjuicio, eso sí, de bailar sus canciones en garitos divertidos, pagar entrada con derecho a palomitas u hojear en el baño sus obvias obviedades.

Si en estos tiempos alguien se atreve a decir que no existen las segundas, terceras y cuartas oportunidades, es porque no las dio. Si alguien dice que con personas no muy afines se puede fracasar es porque no acepta las diferencias y prefiere rodearse de espejos. Y en todo caso ¿todo el mundo ha de vivir la tragedia de amar de verdad? Sí, esa tragedia de amar a alguien real con virtudes y defectos. Porque semejante hazaña, ¿ha de ser común y tener seguimiento en twitter? ¿para el que no está dispuesto, también?

Y desde luego, si me muestra la realidad como realidad rancia, con grandes episodios de mala comunicación, carencia de chispa, rutina gris, visión infantil, chabacanería barata, egoísmo exacerbado o debilidad infinita es porque su realidad la hace así de tediosa y así seguirá siendo. Lo malo es que sean los casi únicos que estrenen en pantalla grande, publiquen con las grandes editoriales y sus odas, a por ejemplo la vagina de su novia, se escuche en los 40 principales.

Hoy me creo que en mi realidad existe el amor, el sentimentalismo, el romanticismo, la pasión y la aceptación con personas reales, pero igual no es más que desde mi estado de confusión y gracias a ese estado de confusión, sigo encontrando amor…

PD a la autora del artículo:  Mientras alguien sienta el amor real y pese a ello siga siendo lo mejor de su mundo, estamos salvados 😉

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