Dar es fantástico, pero cuando toca

No volvería a hacerlo igual. Lo haría más

Son frases que escucho a menudo de personas que sobrevivieron a la sobrevalorada juventud. Y está claro que con ojos de presente es tan fácil planificar el pasado… La gracia estaría a la inversa, que desde el pasado podamos comprender lo que no sabemos que pasará. Cuando además, en determinadas edades, un palmo de agua te puede ahogar y en otros, no te llega ni para lavar una herida.

Si hubiera tenido esto y lo otro, mi vida hubiera sido fácil

La facilidad no parece en sí una finalidad de la vida. Porque cuando además pregunto qué significa una vida fácil te contestan cosas tan hedonistas y egoístas… Cada día tengo más claro que estamos para mejorar la especie. Si nos dan el privilegio de la vida, negándosela a otros, será para que hagamos algo mejorado con ello. Y me da que desde facilandia no se supera ni el punto de partida.

De ahí que no puedan evolucionar paramecios en un laboratorio con las condiciones óptimas… No mejoran, ni siquiera desarrollan pequeños filamentos para moverse e ir en pos del alimento. Parece que solo evolucionamos por nuestras respuestas frente a las dificultades. Mala noticia. La buena es que la vida se desarrolla fuera de un laboratorio, con miles de variables y con posibilidades de afrontarlas.

Toda mi vida me dediqué a dar a los demás

Y a mí que cuando me dicen esto y conozco al personaje me suele oler rancio, rancio… Tengo la manía de pensar que primero se ha de recibir. Y mucho. Se ha de recibir amor, seguridad, protección, amor, comprensión, perdón, amor, reconocimiento y amor, mucho amor.

En las primeras etapas de la vida se ha de recibir, se ha de mirar hacia dentro y sembrar la propia cosecha y ya con la pancita llena, dar y dar y dar. Observo que aquellos que se lanzan a dar antes de tiempo, antes de construirse del todo, en vez de dar, en verdad lo que hacen es lanzar peticiones de amor.

A ver si portándome bien como quieren… a ver si dejándome saquear… a ver si despreocupándome de mí… a ver si colocando a los demás por delante, encima y frente… A ver si así me aman.

Con todo lo que le di, encima se molesta conmigo

¿Y qué esperas sino? Para eso le has dado en exceso ¿no? Le has epatado con tu gran generosidad a sabiendas de que en el fondo, no puede corresponderte. Le has cogido las dos manos y se las has llenado hasta arriba y más allá y pretendes que tenga espacio como para coger por su cuenta y te devuelva, aunque sea un gracias… Pues no.

Cuando no mides tu demasía sin previamente haber observado al otro su capacidad de respuesta, es como si coges un pajarito entre tus manos y en un ataque de ternura lo aprietas y aprietas…

Es lo que se llama la cuenta del haber emocional. Amar y ser generoso con los demás precisa conocerlos y respetarlos. No todo el mundo está preparado para que le llenen con tanto, porque al final lo ahogas en tu montaña. Y terminan revolviéndose contra ti. A veces no les queda otra salida. Y lo has provocado tú mismo.

¿Para qué diste de más? ¿Para qué te erigiste en proveedor de alguien? ¿Para qué te pusiste en esa posición con esa persona? Con ese dar ¿qué carencia tuya estabas llenando?

 

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