¿Cuál es tu tiempo?

Este post lo he puesto en la categoría de mi blog «Si no vas, te lo cuento» como si hubiera asistido a una gran clase, y así ha sido. Los dos profesores chiflados han sido dos niños de 10 y 8 años, para más indicaciones son mis hijos, pero seguro que podían haber sido los tuyos o los incordios de tus vecinos.

¿Y los maestros cuando vas a verles a tutoría no hablan de estas cosas que los niños hacen? O peor… ¿es que en clase no hablan de estas cosas? Seguro que tienen para escribir enciclopedias, y nosotros asistiendo a seminarios donde la última vez, un entrajetado señor mayor, que no maduro, con cara de haberse pegado un lingotazo de vinagre a palo seco, nos aburría con tal ristra de obviedades, que ahora entiendo que confunda el vino con el otro derivado…

No he conseguido sacarle a mi nano de 8 años por qué le ronda cada dos por tres la pregunta de si estamos en el pasado, en el presente o en el futuro. Algo tiene que estar relacionado con la conducción porque siempre me pilla en el coche, para desespero de su hermana mayor que va amarrada al asiento.

El primer día no tuvo tanta gracia la preguntita de marras, hasta yo me quedé pensativa con la respuesta que le daba su hermana utilizando metáforas:

—El pasado está en casa, el presente es el coche y el futuro la casa de la abuela.

—¿Y cuándo lleguemos?

—Pues será el presente.

—Pues no, lista, si no llegamos no será nada. Como cuando mueres, que siempre está en el futuro.

Después de esa sentencia seguimos callados en el coche y a mí, que en estas circunstancias no me da por tener pronta respuesta, me encogió un poquito el corazón. El futuro es la muerte…

A la segunda vez que lo preguntó a la vuelta en coche, porque los supongo en sus picos altos de insulina tras la comida, me fue imposible retener el tira y afloja vertiginoso que se llevaban exactamente, pero más o menos venía mi hija a concluir que sólo el presente es lo que tenemos y mi hijo que lo que va a suceder, que es el futuro, es lo que tenemos, porque el presente es demasiado corto.

Seriamente me hubiera preocupado si en el siguiente round mis hijos siguieran en tal tono, menos mal que cambiaron ayer y fue cuando sus infantiles pensamientos me han dado más pistas que ningún adulto sobre lo que para cada uno es el tiempo: una noción subjetiva.

—¿Otra vez lo preguntas? Si ya te lo hemos explicado —le responde su impaciente hermana.

—Es que no me queda claro… ¿Cuándo es el presente?

—Pues ahora, en este atasco.

—Es que a mí me gustaría que ya hubiéramos llegado donde están los primos.

—Eso será el futuro, no lo que tú quieres —le contesta con falsa condescendencia su hermana.

—¡Star Wars es el futuro! —suelta el pequeño entusiasmado.

—Eso es un video juego ¿cómo va a ser eso el futuro? (que les perdonen por tal sacrilegio, por no venirles antes la imagen de la película, pero en estos tiempos, es lo que hay)

—Pues sí: hay naves que vuelan por encima de otras y R2D2 habla muchos idiomas.

—Si fuera el futuro no lo habríamos visto ya.

—Es que yo creo que estamos en el presente pero con un poquito de futuro. Porque como el futuro es cuando lleguemos con los primos y yo quiero llegar ya, es como si esto también fuera futuro.

El futuro no es lo que tú quieres.

—Pues sí, ¿que no te enteras que nos dicen que podemos ser lo que queramos? El futuro lo hacemos y yo quiero ir en nave y ser el Capitán Grievous.

(Nota mental: Esconder la película de Matrix hasta los 35 años aproximadamente… Yo todavía no he conseguido entenderla…)

A mí todo esto me ha hecho volver a replantearme un ejercicio que hago de vez en cuando con mis clientes. Imagina que tienes una línea con tres puntos, en medio está el presente, a un lado el pasado y al otro extremo el futuro. Los miras de frente a los tres ¿dónde te situarías? ¿dónde te gustaría situarte? ¿coinciden? Una vez te vayas a ese punto mentalmente o incluso imaginariamente en el suelo, ¿dónde pesan más tus pies? Desde ese tiempo te sitúas y hacia ese tiempo miras constantemente.

Hasta aquí sería tomar conciencia de donde estás, mas no se queda en eso sólo. Dicen que mirar al pasado no ayuda… Si no lo miras de vez en cuando puedes perder tu historia, tu identidad o lo que es peor, tus aprendizajes, con lo que estarías obligado a repetirlo…

Dicen que si miras al futuro, te pierdes el momento… Si no lo miras no puedes poner un rumbo, no caminas hacia una dirección y en los momentos malos, ni siquiera quedaría el consuelo de un nuevo amanecer…

Dicen que vivir el presente nos conecta con nosotros y con el mundo, que el presente es lo único que tenemos, es lo único que podemos transformar, en definitiva es lo único que podemos vivir. Mas yo quiero ir en nave y ser el Capitán Grievous… algo que ya he visto, que apenas disfruto porque es efímero y que imagino que me queda recorrido por llegar.