Cristina Mulero y Tania Evans

Colaboración en Domingos Cervantinos

No me bastaba con conocer a estas dos extraordinarias mujeres y profesionales: Cristina Mulero (http://www.cristinamulero.es/) y Tania Evans ( http://taniaevans.es/), no.
No me bastaba que me invitaran a participar en su magnífico blog conjunto «Domingos Cervantinos» (http://domingoscervantinos.wordpress.com/), no.
No me bastaba con participar y aportar mi escrito en base a sus dos mágicas propuestas (PERENTORIO Y CIRCUNLOQUIO), no.
Además de todo… ¡¡Me he divertido muchísimo!!
Mil gracias por darme la oportunidad de hacer lo que más me gusta: conocer a gente maravillosa que me enriquece el alma, aceptar retos y escribir.

Además del enlace a su página, aquí dejo el contenido del mismo. Me lo guardo de regalo.

HOY NOS HECHIZA CON SU LUZ LAURA SEGOVIA MIRANDA.
Hoy en nuestra sección especial de hacedores de magia las palabras elegidas son CIRCUNLOQUIO y PERENTORIO.

PERENTORIO/A – Del latín peremtorius. En el DRAE encontramos tres acepciones del término:
1. Se dice del último plazo que se concede, o de la resolución final que se toma en cualquier asunto.

2. adj. Concluyente, decisivo, determinante.

3. adj. Urgente, apremiante.

Etimológicamente proviene del latín peremtorius basado en el participio del verbo latino perimere (destruir, aniquiliar y en sentido figurado matar). Sigue teniendo usos jurídicos “excepción perentoria” (la que se ventila en el juicio y se falla en la sentencia definitiva) / “término perentorio” (el improrrogable, cuyo transcurso extingue o cancela la facultad o el derecho que durante el mismo no se ejercitó).Un argumento perentorio es el que se aniquila, destruye por anticipado cualquier objeción, y contra el cual no se puede replicar. Perención, también de uso jurídico, equivale a caducidad.

 

CIRCUNLOQUIO – Según el DRAE es el rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente.

Algunos sinónimos del término son: evasivas, ambages, giros, rodeos, perífrasis, indirectas.

Proviene del latín circumloquium que significa “lugar circular”.

Tiene un antiguo origen religioso, pues se utilizaba en fórmulas litúrgicas de la religión griega y luego en el catolicismo. A veces son usados dentro de la literatura para evitar una expresión estereotipada o común. Utiliza palabras que la evocan sin citarla expresamente. Ejemplos sencillos de circunloquios son: El rey de la selva ( para denominar al león) o la cima del mundo ( para nombrar al Everest).

Nuestra HACEDORA DE MAGIA hoy es LAURA SEGOVIA MIRANDA. Laura es pura energía, vitalidad y alegría. Ella es una mujer que se ha “reinventado” y que no se conforma con dedicarse a una sola cosa. Ella es polifacética; coach, experta en comunicación, escritora… Su pasión: la comunicación. Ya ha publicado dos novelas: Diálogos con Elena I. Perdón y confianza y Diálogos con Elena II. Seguridad Vs. confianza. Y muy pronto tendremos su tercera obra, El sexo como excusa. Así es Laura, una mujer valiente que aceptó nuestro reto y con inmensa generosidad nos lo devuelve en el relato que sigue más abajo. Grande, Laura. Un placer disfrutrarte.

 

 

Me espera sentado en una mesa apartada de la entrada de la cafetería y cerca de la carretera.

—No sabía como empezar, pero tu hermana Berta me dio la idea.

—Cuenta —le contesto mosca porque me citara a una hora intempestiva como las 11 de la mañana de pleno día laborable, en un lugar incómodo porque me queda lejos de la oficina.

—Es que tu hermana dijo ayer que necesitaba unas vacaciones.

—La verdad, no la puedo entender, lleva toda su vida de vacaciones… —le contesto sarcástica porque desde que tuvo la “desgracia” de enviudar del mala sombra de su millonario marido, vive desde hace 5 años, todavía más, a cuerpo de reina.

—No creas que todo para ella es un camino de rosas —salta otra vez en su defensa. Me tiene frita últimamente con no dejarme ni desahogarme de la pedorra de mi hermana y sus cada vez más numerosos desplantes.

—¡Ah, es verdad! También están las hortensias, los claveles, los gladiolos…

—Bueno, el caso es que llega un momento en que uno, aunque ame con toda su alma su trabajo (…)

—¿Y la palabra trabajo te ha inspirado para pensar en mi hermana? —le pregunto atónita ante semejante asociación de ideas.

—El tema es que yo adoro mi profesión, la verdad es que el restaurante no me puede ir mejor, pero aún así siento que una pausa para reponer fuerzas en el camino puede ser (…)

—Vamos a ver, Carlos, hace dos semanas que te cogiste cuatro días libres para reponer fuerzas. Dijiste que habías venido en forma, con nuevas ideas, que te había servido para reflexionar y que (…)

—Ya sé lo que dije —me interrumpe de mal humor.

—Pues no lo parece porque sabes muy bien que el restaurante se resiente cada vez que faltas y yo no voy a suplirte más que estoy sobrecargada con todo, con lo mío, con lo tuyo y con lo de mi padre, que ya para eso se ha encargado Berta de dejarme a mí que (…)

—No te voy a pedir nada, no te preocupes por eso —y ahora adopta una actitud de víctima ofendida que ha resuelto todo y no quiere ser una carga.

—¿Entonces?

—Sólo te digo que necesito una pausa y que quizá eso mejore nuestra relación, porque ya sabes lo que a mí me influye el trabajo. No tienes de qué preocuparte, ahorré sin que te dieras cuenta la cantidad suficiente como para poner al frente a una persona durante un mes y eso sería justo lo que yo necesito: un mes para poner orden a mis cosas.

—¿Un mes de vacaciones? ¿Tú estás mal? ¿Cómo te vas a ir solo un mes de vacaciones así por las buenas? ¡Ni que fueras…! Ni que fueras… Ni…

Acabo de darme cuenta de todo en este instante y creo que él también, o le ha sentado mal de pronto el café que toma.

—Maite, ya te digo que esto es importante, necesito aclarar mi vida y tener un espacio que lo permita. Siento si no compartes mi punto de vista, pero si con ello ponemos (…)

—Todo este circunloquio para decirme que me dejas y te vas con mi hermana en su próximo viaje para hacerle de acompañante.

—No me voy para hacer de su acompañante —responde indignado.

—¿Eso es todo lo que se te ocurre de lo que te he dicho?

Mira al suelo y me parece a mí, que no le voy a sacar la gallardía de dentro que nunca tuvo para decirme las cosas claras. Me tendré que hacer a la idea de quedarme sola con un ex gigoló.

—Bueno, Carlos, si tú me acabas de hacer un favor, yo te voy a corresponder con otro: tienes fecha de caducidad.

—¿Qué? —me pregunta sorprendido.

—¡Uy! Se me olvidaba lo que te gusta a ti dar rodeos… Pues que tu aventura con Berta es perentoria. Grata, divertida, alocada, despilfarradora, inolvidable, pero perentoria. ¿Entiendes ahora?

—Sí, perfectamente —me contesta serio, se levanta de la silla y ahora veo que coge un trolley oscuro, se pone sus gafas de sol y se sonríe. No me puedo creer que todo termine de esta manera. ¿Y qué hago ahora yo?

En ese momento da un traspiés con la maleta, pierde el equilibrio y cae justo del lado de la calzada por donde pasa el taxi que lo iba a recoger. Es horrible, tal como lo ha atropellado no creo que sobreviva. ¿Y qué hago ahora yo con un restaurante, un dinero ahorrado y un problema menos?