Crónica de una novela

Libertad para decirte sí

Al fin pude liberarme, al fin rompí mis ataduras. Por primera vez expandí mis pulmones llenándolos de aire fresco y renovado. Podía echar la cabeza hacia atrás y no sentir peso en mis espaldas. Me ha costado llegar hasta aquí, me ha costado crecer, dejar atrás, mirar adelante y patalear. No fue fácil, ni sencillo ni divertido. Duele ser libre, …

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Echar de menos

Echar de menos, echar de menos, de menos… Ya tengo la cuenta a menos de cero, a menos de menos de bajo cero… Ya empiezo a comprender por qué no ponen como predictivo uno de los estados más universales y repetidos que existe: echar de menos. Gastaríamos la tecla y colapsaríamos el Face. Echar de menos… Que no es lo mismo …

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Si me llama el amor…

Si me busca un buen amor, dile que ya voy. Si me llama un loco amor, dile que ahora lo llamo yo. Si viene el amor de mi vida, dile… dile que no estoy. Si me busca un buen amor, dile que ya voy. ¡Oh, sí! un buen amor, ese amor tierno, envolvente… Ese amor que pone madera, que calienta las brasas, que deja tibieza, …

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¿Sabes que te amo?

Te lo susurro:  Lo lees: ¿Tú sabes que yo te amo? ¿No? Perdóname… ¿Tú sabes que acaricias la comisura de mis labios todas las madrugadas? ¿No? Perdóname… ¿No te queda claro que mi voz se agita al verte? ¿No? Perdóname… ¿Sabes que tengo lágrimas dulces y sonrisas picantes que pronuncian tu nombre? ¿No? Perdóname… Si no sabes que te amo, si …

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Me han rechazado

No sé si hablar de esto, de que fui rechazada, es políticamente correcto. La mayoría de las personas no vamos contando calamidades de ese tipo. De los males fortuitos sí, esos son estupendos para contar incluso con todos sus detalles: —Los resilientes o exitosos: cómo y cuándo salí reforzado y tú que lo escuchas y me pagas por ello… —Los agradecidos: quién …

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Los sobres rojos de la tienda de la esquina

En  un principio obró su remedio. Todo lo que ocupabas en mi interior se fue con mi suspiro. Es más, al cerrar el sobre y dejarte allí sentí como si mi cuerpo pesara menos. Podía pensarte, pero ya no estabas. Me cabía la dicha, el placer, la alegría, la esperanza y el amor ¿por qué no? me cabía el amor, el amor …

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