No me invites a juegos de Facebook

Sé que debo hablar en este momento, entendí que mi silencio no basta: No quiero jugar a nada cuyas normas estén establecidas y menos si tiene ya un nombre predeterminado. No quiero jugar contigo. Cuando digo no, esta vez y todas es no. Ene o = NO. No me invites al Diamond, Candy, Mezcladitos o como quieran llamarse. Por favor, entiende que si después de dos, tres, veinte, ¡¡cincuenta veces!! me has preguntado si quiero y no he respondido, no es que esté haciéndome la interesante, me lo esté meditando con la almohada o tenga mis dudas y me falte un empujoncito; es que simplemente no quiero jugar.

¿De verdad hacía falta que contestara explícitamente no? Se ve que no era tan obvio como yo pensaba y para colmo no hay opción en dicho mensaje de decir: «veste ya… a tomar viento» Que conste que me lo pensé varias veces, no se trata de un post de impulso, de soberbia, mala educación, impaciencia o grosería, ¿se puede decir hartazgo? Es que borrar los mensajes que facebook me informa de que tal o mas cual me invitan a jugar a no sé qué cada cinco minutos, está llegando a alterar mi día a día. Tenía otras opciones: borrarlos de mis contactos, bloquearlos, denunciarlos o mandarles a unos rumanos, pero… Me resisto al menos a no agotar la vía que siempre predico: decir las cosas antes de actuar.

No quiero que suene a advertencia chulesca, quiero que suene a amenaza: si me invitas otra vez, pasarás a mi lista de bloqueados, maleantes, vagos, sordos emocionales, plastas, pesados, insistentes, ahuyenta amigos… y tomaré medidas para vengarme de forma que cuando veas un aparato plano, llámese tablet, smartphone o pantalla, te entren ganas de que suene la campana del recreo anunciando su fin y la vuelta a clase. ¿Qué cómo lo haré? Empleando el mismo esfuerzo pensando un plan, que tú enviando tus invitaciones…

Ya me iba fijando yo en esos mensajes de gente desesperada que colgaba esto mismo en sus muros y estuve tentada de dejarlo como ellos en una anécdota más, pero mucho me temo que quizá tenga que repetirlo y así, dicho en un post, no tengo más que darle a la tecla de compartir again. No está aceptado en Twitter retuitar tus tuis (quizá lo hagan por cómo suena dicho así), pero como todavía Facebook no controla estas cosas, que todo se andará, y sí permite que alguien te envíe tropecientas invitaciones diarias, pues le damos su medicina.

No debiera de, pero ciertamente lo hago por gusto, así que voy a dar mis razones. No juego a escondidas con nadie más ni estoy esperando a terminar una partida para unirme contigo, simplemente es que desde que dejé mi adicción al Tetris, no deseo probar no vaya a ser que recaiga. Me encantan los juegos y romper sus normas y rozar el filo, lo que más, pero estos de hoy día me resultan meras réplicas malas de mi amado Tetris. ¡Qué adorable juego para perder el tiempo! Además es que no me atraen ya este tipo de entretenimientos. Se ve que es un claro ejemplo de guía hacia la senectud, no lo puedo evitar, me resultan insulsos, carentes de fin, no estimulan mi imaginación ni competitividad y me conectan con mi más profundo terror a sentirme una derrochona de mi bien más preciado: minutos, horas y días para estar en esta vida.

Si de verdad quieres jugar conmigo, invítame a… no doy más pistas, porque quien me conoce sabe a qué, y yo, como niña buena, sólo juego con conocidos ;·)