Agentes del Cambio by #internet

Para mí era otra histórica oportunidad que tenía para ver a algunos de mi chicos virtuales preferidos todos juntos, aunque siempre al primero que busco es a Enrico Ahrens por su sincera y cálida sonrisa y, seguramente, por eso también sea al primero que encuentro en el espacio acotado en IFA al efecto, organizada por Mapmakers y FUNDESEM, atestado de público.

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El desparpajo de Vanessa Miralles suple lo que suele fallar en todo macroevento que se precie de serlo: la coordinación tecnológica de las presentaciones. ¿Ha quedado muy fisno? Pues eso, que si el ordenador, que si presentación individual, que si video que aparece sin enlazar, que si se ve el escritorio del dueño, que si se reciben mensajes, que si se agota la batería de uno… Vamos, que estas cosas son las que sirven para medir el grado de improvisación de los ponentes.

Y fue efectivamente Enrico, el que inicia el hilo conductor de todos los discursos de la tarde: el tiempo, su falta, su gestión, su nostalgia, su acicate, su recurso preciado, etc. Él lo utiliza para lanzar este bello mensaje: gracias a los asistentes y personas conocidas por venir a compartir estos momentos.

El dueto compuesto por Stasa M. Bozic y Alex Rubio recalcan la idea de pasado y presente con su ponencia relativa al prefijo RE, sufijo de tiempo que delante de algo incide en su acción repetida. Su intención supongo que sería contar cómo internet los cambió, pero lo siento, la historia de Stâsa acerca de su punto de inflexión en la vida: un grave accidente, nubló un hecho tan banal como su punto de inflexión en internet.

Ya lo vi en Valencia y en su forma y contenido ha mejorado muchísimo, Oscar Valdevira nos traslada al mundo de los superhéroes de carne y hueso y sin querer o muy intencionadamente, se convierte en un embajador excepcional de marcas personales. ¿No va el tío y define a unos cuantos en dos palabras clave? ¡Necesito que me presente, por favor! Pero es que no sólo lo concreta, es que además lo hace casi poéticamente, y si no, veréis cómo los define cuando a continuación vaya escribiendo sobre los intervinientes.

Abro y cierro paréntesis para apuntar la historia que nos trae Víctor Martín: la de un padre coraje que hace de la vida de su hijo con un problema, su proyecto de vida. Proyecto que le permite hacer lo que más valora en su situación: gestionar su tiempo.

Y llega el turno al otro dueto, Aitor Contreras (el hombre que pone las calles, nos dice Óscar, el hombre que está disponible las 24 horas del día, pero no para todo el mundo, sólo para el que él quiere) y Nando Coderch (de litri a organizador de megaeventos, le resume Óscar su carrera; vamos un canalizador de energía igualmente) y en un mano a mano y sin técnicas de oratoria se van metiendo al público en el bolsillo con su amenidad, sencillez y naturalidad. Destacaría una idea que empiezo a escuchar como rumor y cada día cobra más fuerza: cambia a la redes sociales que te ayuden, no a las que te hagan trabajar para ellas. De nuevo el factor tiempo.

Y entonces, en ese momento de la tarde surge el primer ejemplo palpable de qué puede hacer internet por las personas: apoyar causas solidarias como “La sonrisa de Martina”.

Vanessa nos presenta al ponente que cierra antes del descanso, Daniel Pedroche y lo hace enterrando a lo grande a sus dos abuelas, porque habla de su compañero de trabajo de manera tal, que algunas ya hicimos antes de abandonar la sala, la adscripción a su vacante. Así, bajo la presión de la gran expectativa creada y viéndose obligado a dejar el pabellón bien alto,  comienza a defender su tema demostrando dominio y carisma. Y a partir de él, como si de sinergia se tratara, es el primero de la lista que habla de generaciones. Para ser exactos, nos habla de la generación C (nativos digitales o nacidos para estar en crisis) y saca el TT (perdón, perdón, para los no familiarizados con términos tuiteros ¿queda alguno? que no levante la mano, por dios) el Trending Topic: la famosa tasa google. Pero como esto da para mucho, tan sólo indicar que llega a la conclusión de que no nos moverán, que del barco de Chanquete, no nos moverán.

Nuestra siguiente invitada, Katie Knight, a su tierna edad de 21 años, nos hace ver que la madurez puede llegar antes, que las ganas de comerse el mundo aparece en ese momento aunque no entiende de velas en la tarta y que el estrés y la sensación de “no tengo tiempo” nos afecta desde que tenemos consciencia.

La última mujer del evento, Eva Collado, nos da el contrapunto de la gran experiencia que se acumula desde la generación X. Por cierto, me niego a pertenecer a ninguna otra, (me encanta eso de la X) aunque no me correspondiera ;·) Y por si a alguien se le había olvidado, sobre todo a los de la C, nos sentencia que al final los negocios y las cosas suceden en la vida real. Eso es, en internet jugamos a enseñarnos los cromos, pero luego los intercambiamos mano a mano, cual patio de colegio.

Sencillamente me encantó este predicador que nos dice que no perdamos el tiempo escuchando a predicadores, mochila al hombro y gorra con visera. Hablo de Valentí San Juan, cuyo discurso, y resumiendo así muy coloquialmente como merece la ocasión, no tiene desperdicio. La ausencia de power, prezzi, video o apoyo audiovisual alguno podía delatar dos cosas: o éste es de lo que se enrolla como las persianas y no quiere que le hagan sombra las imágenes, o domina la puesta en escena cual orador nato. Era de los primeros, pero bien, su sentido del humor y contenido solapó cualquier otra carencia.

Con Juan Merodio rozábamos ya la tragedia: las sillas tenían la habilidad de despertarte o dormirte partes del cuerpo insospechadas, la fantástica idea de mantenernos jóvenes durante cuatro horas a temperatura criadero de jamones empezaba a minar nuestro sistema inmune y el repetido formato de cada charla (voy, te cuento, escuchas y me aplaudes) hacía peligrar nuestra buena disposición como público para valorar acertadamente al pre Isra. Pero sí valió la pena la confianza depositada en Juan: siguió el hilo conductor del evento (el factor tiempo), alabó a Twitter para orgullo de todos los frikis que allí estábamos presentes, moduló la voz como ninguno hasta ahora, se movía con agilidad pero con estudio y usó algo mágico que no puede olvidarse en ningún evento que se precie: ¡la música! Ya sé, es mi debilidad, pero no me supongo la única.

Por fin llegó el turno de Isra García, que de una etapa rosa que le conocí, cual Picasso, nos llega al expresionismo en todo su esplendor. Su figura escueta, cabeza alargada, tono impactante y mirada oscura, nos sacude del asiento con sus palabras, nos remueven la conciencia y nos deja reflexivos: todo está por hacer porque vivimos en la incertidumbre, nuevos parámetros vitales. Ni siquiera hay lugar para cerrar el acto, pero como éste es mi post, me lo permito: internet ha cambiado muchas cosas, ha cambiado la gestión del tiempo, la conectividad entre las personas, las herramientas de negocio, el dominio de la información… pero no ha conseguido todavía cambiar algo que hace que acuda a esta IV edición de #InternetCambiaTodo: vivir la experiencia con los cinco sentidos, incluido el abrazo y sonrisa de alguno de los citados. Hay un componente físico cuando se reúnen las personas en la vida real, que no puede sustituirse por la virtual.